La crisis ocasionada por la COVID-19 ha generado que un gran número de empresas se hayan visto abocadas a suspender –total o parcialmente– los contratos de trabajo de sus trabajadores por concurrir situaciones de fuerza mayor o necesidades, principalmente, productivas, organizativas y económicas (es decir, a tramitar un ERTE). De esta manera, las empresas han intentado ajustar, temporalmente, los recursos humanos de los que dispone a las necesidades del mercado, evitando, o al menos paliando, una destrucción masiva de empleo.
En este contexto en el que la tramitación de un ERTE bien por fuerza mayor bien por causas objetivas está a la orden del día, y dado que ello implica que los trabajadores con su contrato laboral suspendido o con jornada reducida, disponen de mayor tiempo “sin ocupación profesional”, las empresas se plantean si es posible ofrecer o incluso exigir a sus trabajadores la realización de determinados cursos de formación durante dicho periodo de tiempo. La respuesta dependerá, en gran medida, del carácter voluntario u obligatorio de la formación en cuestión.
El Gobierno plantea prorrogar los ERTE hasta el 31 de enero del 2022, pero condiciona el mantenimiento de las exoneraciones de las empresas a la Seguridad Social a que lleven a cabo acciones de formación.
Son dos de los puntos que el Gobierno ha planteado en la mesa de negociación con los agentes sociales.
En concreto, el plan del Gobierno quiere vincular el mantenimiento de las bonificaciones a la Seguridad Social a la puesta en marcha acciones de formación a para las personas afectadas por un ERTE. Dicha formación deberá desarrollarse entre el 1 de octubre del 2021 y el 30 de junio de 2022.
Todas las empresas tendrán que solicitarlo antes del 10 de octubre.
Así se recoge, además, de manera expresa en el artículo 5.1 a) del Real Decreto 694/2017, de 3 de julio, por el que se desarrolla la Ley 30/2015, de 9 de septiembre, por la que se regula el Sistema de Formación Profesional para el Empleo en el ámbito laboral, que subraya que: “Podrán ser destinatarios de la formación profesional para el empleo todos los trabajadores ocupados y desempleados, en los términos que a continuación se señalan:De acuerdo con lo establecido en el artículo 9.1 de la Ley 30/2015, de 9 de septiembre, en la formación programada por las empresas, regulada en el capítulo II, … y los trabajadores afectados por medidas temporales de suspensión de contrato por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, en sus períodos de suspensión de empleo”.
Ello implica, además, que las empresas que estén aplicando un ERTE podrán acogerse a la formación bonificada o programada para tal efecto.
Por último, no debemos olvidar que el artículo 16.5 del Real Decreto 1483/2012, de 29 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento de los procedimientos de despido colectivo y de suspensión de contratos y reducción de jornada, relativo al régimen jurídico aplicable a los ERTEs por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción recoge expresamente que “Durante las suspensiones de contratos de trabajo o las reducciones de jornada se promoverá el desarrollo de acciones formativas vinculadas a la actividad profesional de los trabajadores afectados cuyo objeto sea aumentar la polivalencia o incrementar su empleabilidad”.
Por eso desde Consulting C3 queremos mostrar nuestro máximo apoyo ante esta situación tan complicada en las Empresas. Estamos a disposición para ayudar a realizar Planes y Acciones Formativas que estén en línea de sus necesidades Formativas y especializadas en su sector, en cualquier modalidad formativa; en este caso destacamos el eLearning www.ealiciauniversity.com y Aula Virtuales www.consultingc3.com .
Las organizaciones, las empresas, son centros de actividad productiva, pero también, y sobremanera, de actividad relacional. Para trabajar y ser productivos, tenemos que relacionarnos. Es una evidencia que el trabajo en equipo produce más que la acción individual, incluso cuando las tareas son muy específicas. En ese contexto, es imposible eludir la necesidad de combinar diferentes personalidades, muchas veces dispares, incluso antagónicas.
Los comportamientos marcan las relaciones interpersonales (o al revés) y, por ende, el éxito de la empresa. Sin embargo, en demasiadas ocasiones, entender y aceptar nuestro comportamiento y el de los demás nos resulta muy complicado, debido a que nos basamos en nuestra propia percepción.
Este ámbito precisamente es el que aborda la Teoría de la Atribución del psicólogo Fritz Heider, formulada en su obra “The Psychology of Interpersonal Relations”, la cual definió el propio autor como un método para evaluar cómo la gente percibe el comportamiento propio y ajeno, tratando de analizar y ofrecer alguna explicación.
Según el proceso atributivo, tal y como lo define la psicología social, tendemos a atribuir la conducta humana a una de estas dos causas: causa interna (personalidad, inteligencia, motivación) o causa externa (suerte, situación, circunstancias, acciones de los demás).
Imagine que, en su organización, un compañero suele atribuir los buenos resultados a su capacidad, a su visión, a sus atributos individuales; mientras que cuando las cosas le salen mal, suele poner el foco en los demás, aduciendo, por ejemplo, falta de colaboración o de comunicación. ¿Le suena? Seguro que sí.
La exigencia de ser productivos está a la orden del día, poniendo en jaque nuestro puesto de trabajo (y subsistencia), pero también nuestro prestigio profesional e incluso personal.
El error forma parte de la naturaleza humana. Sin embargo, en la mayoría de las organizaciones, se suele otorgar muy poco espacio. Nuestra reputación lo es todo, por lo que ofrecer una buena imagen, lo más alejada posible del error, es un factor clave.
Admitir errores, sobre todo en organizaciones donde se penalizan, suele resultar muy complicado, especialmente en las culturas más competitivas, donde el error va directamente ligado con el sentimiento de culpa.
Por ese motivo, en este contexto, este tipo de perfil de personalidad muestra una clara tendencia a centrifugar la responsabilidad sobre los problemas. Sin embargo, como en todo, hay grados.
Precisamente, esta tendencia conductual conforma uno de los dos errores fundamentales descritos en la Teoría de la Atribución: el Sesgo de Autoservicio.
El sesgo de Autoservicio
El Sesgo de Autoservicio (“self-serving bias”) aparece cuando alguien realiza una atribución de causa interna en los éxitos y de causa externa en sus fracasos. Pero, además, también se hace evidente cuando alguien es tendente a evaluar o interpretar situaciones de forma ambigua, de manera que esta evaluación resulte siempre beneficiosa para sus propios intereses. Por este motivo, al Sesgo de Autoservicio se le conoce también como “tendencia autofavorable” o “sesgo egoísta”.
Las personas que muestran un sesgo egoísta no responden bien a las críticas, incluso a las críticas constructivas. Rechazan la retroalimentación negativa y sólo ven sus puntos fuertes, ignorando deliberadamente cualquier deficiencia. Aunque sean conscientes de su responsabilidad en el error, intentarán desviar la atención (normalmente culpando a los demás o al entorno) y, seguramente, de modo vehemente.
En algunos casos, incluso, culpan por adelantado cuando prevén malos resultados, aunque no estén confirmados. Es un modo sencillo de “curarse en salud”.
La Ilusión de Control y la tendencia autofavorable
El sesgo de tendencia autofavorable guarda una fuerte relación con la ilusión de control, definida por la psicóloga Ellen Langer en 1975, y que muestra la tendencia de las personas a creer que pueden controlar o influir sobre los resultados derivados de sus acciones, en los que, en realidad, no tienen ninguna influencia. Esto es debido a que los individuos suelen interpretar las experiencias que resultan de sus actos como una atribución, tanto a factores internos como externos, obteniendo así una necesaria sensación de mayor poder o control. En otras palabras, las personas que presentan un sesgo egoísta, muestran necesidad de tener el control e intentan influir en la toma de decisiones en áreas que no les pertenecen.
¿Qué motiva el sesgo de autoservicio?
Este sesgo cognitivo responde a la necesidad de proteger el ego. Se suele atribuir a la necesidad de mantener la autoestima alta, por lo que las personas que presentan estos comportamientos suelen utilizarlos para fabricarse una máscara que oculte, precisamente, una autovaloración pobre, a pesar de que demuestren una fortaleza y seguridad a prueba de bombas. Por eso, verse a sí mismo de manera demasiado favorable ayuda a alimentar la autoestima.
Un estudio de 1975 sostiene, sin embargo, que las personas con prejuicios egoístas no se mueven por la autoestima, sino que simplemente buscan que la realidad sea coherente con sus expectativas. Sin embargo, cuando el resultado no coincide con sus expectativas, culpan a los demás o a su entorno.
Curiosamente, es bastante probable que aquella persona que presenta este sesgo ni siquiera entienda esta relación o ni tan sólo se perciba así misma como una personalidad negativamente disruptiva.
Problemas que genera en el clima laboral
Como es lógico, el sesgo egoísta representa un problema grave para los equipos y, por lo tanto, para las organizaciones. Este tipo de comportamientos son abiertamente manipuladores y abusivos, por lo que generan malestar y hostilidad entre aquellos que no están dispuestos a aceptar como válidos estos argumentos distorsionadores, por lo que los pilares sobre los que se basa el trabajo colectivo (confianza, comunicación, coordinación, compromiso, etc…) se ponen en peligro de extinción y con ello se comprometen los resultados.
Vetar este tipo de comportamientos es crucial para la salud organizacional. Sin embargo, puede resultar complicado conseguir que la persona se haga consciente de su comportamiento y, más aún, tratar de ayudarla a ver las cosas a través de una óptica más realista, ya que el mismo acto de criticar alimenta el proceso perceptivo que se está criticando. Tratar de expresarle a alguien que está actuando bajo un sesgo egoísta sin que se muestre profundamente ofendido es realmente complicado y sin este primer paso, la autoconciencia, no existe posibilidad de cambio.
Así, el sesgo de autoservicio en la empresa es un lastre para la productividad global, al minar puntos clave como los mencionados anteriormente y, además, porque tras él quedan ocultos los problemas reales, cuya visión queda bloqueada por las distorsiones. El sesgo egoísta puede poner en peligro todo un proyecto por la incapacidad de asumir responsabilidades (se centrifugan) o, desde el punto de vista del líder, de evaluar una situación de manera justa, afectando así a la toma de decisiones.
Un líder permisivo o que no asume la responsabilidad en la corrección de estos comportamientos de manera clara, está propiciando que el resto de componentes del equipo valore la situación como injusta, se sientan frustrados y minusvalorados y, por lo tanto, disminuya su nivel de motivación y compromiso.
Así que la solución pasa también por un buen ejercicio de liderazgo en el que no se admita este tipo de comportamientos, que afectan al funcionamiento del equipo y a la productividad de la empresa.
Eh, ¿Qué? ¿No has oído nunca hablar del Chi kung? ¿En serio? Pues estás de suerte porque todo llega a tu vida cuando estás preparado para conocerlo, igual que el maestro llega al discípulo cuando este está preparado.
El Chi kung o también llamado Qi Gong, es una práctica milenaria china, es el arte para educar al cuerpo, a la respiración y a la mente para alcanzar la armonía física, mental y emocional en beneficio de la salud y la longevidad.
Tiene su fundamento en la fluidez del propio movimiento, en el control de la respiración y la atención mental dirigida durante la práctica.
Entre sus beneficios para el trabajador destacamos:
Mejora el funcionamiento de todos los órganos del cuerpo.
Equilibra la estructura corporal.
Refuerza los huesos, músculos y tendones y les da elasticidad.
Mejora el sistema inmunológico.
Previene enfermedades y minimiza efectos ante la enfermedad
Aporta coordinación y concentración entre el cuerpo y la mente.
Aumenta la vitalidad y la memoria
Reduce la ansiedad y el estrés.
Trae claridad y paz mental.
Actúa sobre el insomnio y la depresión.
Hay una ley Universal que dice que lo que es fuera es dentro y lo que es dentro es fuera. Esta ley quiere decir que si interiormente, en nuestro cuerpo físico, emocional y mental nos encontramos de forma óptima, la manifestación externa, es decir, lo que nos pasa y lo que hacemos tendrá la misma calidad.
Entre los beneficios para la empresa nos encontramos con:
Como en los trabajadores aumenta el Bienestar general y la vitalidad, aumenta de forma proporcional la productividad.
Mejora la creatividad y la capacidad de innovación.
Aumenta la escucha activa y por lo tanto mejora la relación con el cliente.
Mejora en general el ambiente de trabajo y por tanto también el trabajo en equipo.
Por todos estos motivos y beneficios son cada vez mayor el número de empresas que están incluyendo esta práctica en sus políticas de salud.
Son maravillosas todas las cosas bonitas que nos trae la práctica del Chi Kung. Es un bálsamo y medicina para el cuerpo y el alma. Seguro que tienes muchas ganas de sentirlo y probarlo. Pues a ello…nada por casualidad, ya sabes si estás leyendo esto es porque has permitido que algo bueno llegue a tu vida.
¿Quieres formar parte de las empresas innovadoras que incluyen esta práctica?
Desde Consulting C3 te acompañamos hacia el camino del Bienestar.
¡¡¡ Empleados Felices = Empresas Sanas y productivas. ¡¡¡
Todos los que nos dedicamos a temas relacionados con la atención al cliente somos conscientes de la enorme evolución que han experimentado los contact center en los últimos años. Aun así, esta transformación no deja de sorprendernos día a día.
Los contact center están experimentando una serie de cambios que, en gran parte, están alterando definitivamente el status quo. Especialmente está cambiando el papel del inbound contact center y, en particular, el papel del contact center dentro de un contexto de atención al cliente.
Esta cuestión está vinculada con temas de costes, beneficios, expectativas del cliente cambiantes, el papel de la experiencia de cliente en su conjunto y el impacto de la evolución tecnológica. Sabemos que los consumidores han cambiado. También sabemos que buscar el servicio al cliente ya no es exclusivamente un trabajo del contact center o del equipo de atención al cliente. Lo que antes se conocía como call center (aun teniendo en cuenta que las llamadas todavía tienen gran importancia) y que se ha convertido en contact center multicanal, posibilitando un centro de interacciones omnicanal (aunque muchos todavía no están en este punto), está evolucionando gradualmente hacia un centro de experiencia de cliente (CX) o customer engagement center, como algunos lo llaman. Sería esta, por tanto, una visión general de los desafíos, soluciones y transformaciones en el contact center hoy y en el futuro.
Omnicanalidad en el contact center
Del mismo modo en que prácticamente todos los elementos que encontramos en un contexto de cliente se están convirtiendo en omnicanal, lo mismo está sucediendo con las interacciones que tienen lugar en el contact center. Se trata de una evolución que ha empezado hace más de una década y que se ha ido fortaleciendo con la aparición de más canales y, especialmente, con el cambio de comportamiento de los clientes.
¿Dónde buscamos soporte o respuestas a preguntas relacionadas con el soporte relativo a los productos y servicios que utilizamos? ¿A dónde acudimos para encontrar respuestas a problemas urgentes con respecto a esos mismos productos y servicios? ¿Dónde encontramos una solución para un producto estropeado, un incremento inesperado del precio de un servicio o ayuda con una solución para la que el manual (si es que se utiliza) no proporciona una explicación inmediata?
La respuesta a todas estas preguntas es: en todas partes. Hace ya tiempo que pasaron los días en que teníamos un número limitado de canales de servicio e incluso operaciones u organizaciones como el call center.
Se trata de la evolución multicanal, cross-channel, omnicanal y, cada vez más, channel-agnostic y device-agnostic que hemos visto en tantas áreas. Lo que realmente nos importa, como consumidores, es la respuesta que obtenemos y no dónde la obtenemos.
El caos de los canales de servicio al cliente
Cuando hablamos de multicanalidad y omnicanalidad, en realidad, desde una perspectiva organizacional y de comportamiento del cliente, lo que ha sucedido es que el servicio al cliente se ha vuelto cada vez más caótico.
Dependiendo del tipo de producto/servicio/solución y de la compañía que lo proporciona, verás que buscas las respuestas de distintas formas. Influirá también la urgencia de la cuestión y otros parámetros varios. Además, es probable que consultes diferentes fuentes para una misma pregunta, a veces incluso al mismo tiempo.
Este comportamiento es un desafío para las organizaciones y sus departamentos de atención al cliente y/o contact center. De hecho, no se trata solo de un comportamiento channel-agnostic o, si prefieres, multicanal y omnicanal. Se trata también de un comportamiento que muy a menudo es totalmente caótico desde la perspectiva de la organización (“Voy a llamar a un agente, enviar una notificación de soporte, pero también seguiré buscando en la opción de autoayuda de la web; oh, no, espera, acaban de activar el chat online, están despiertos, voy a intentarlo también por ahí para asegurarme de que me responden rápido”).
De la integración a la transformación
Las expectativas crecientes de los clientes, unidas a la proliferación de canales de asistencia, es un desafío más entre muchos otros.
A primera vista, la respuesta a esta situación completamente caótica donde la gente literalmente busca asistencia en todas partes parece bastante obvia. Típicamente la afrontamos desde perspectivas como las siguientes:
Utilizar las tecnologías adecuadas para ofrecer el servicio donde sea importante y conectar con todos los sistemas necesarios para optimizar los procesos, los flujos de información y las respuestas.
Integrar todos los elementos, de forma que podamos disponer de una visión unificada de todas las interacciones relacionadas con la atención al cliente.
Convertir el contact center en un hub que encaje en ese otro hub más amplio en que se ha ido convirtiendo la organización como tal, tanto desde el punto de vista del servicio al cliente como desde el punto de vista de la experiencia de cliente.
Procurar vistas de interacción de cliente únicas, itinerarios de solicitudes más inteligentes y unificación de comunicaciones.
Sin embargo, como suele ser el caso, el remedio para abordar la creciente dificultad de la cuestión del servicio al cliente, no es para nada fácil. De hecho, no está exclusivamente relacionada con el aspecto tecnológico o de procesos. Es también de carácter humano, organizacional y con un gran alcance en lo que se refiere al propio papel de la atención al cliente y de los contact center como tales.
De hecho, nos damos cuenta de que, a falta de una visión holística del contact center, las organizaciones siguen trabajando de formas aisladas (que tienen un impacto negativo en los niveles de servicio al cliente y en su experiencia global, además de conllevar costes adicionales para la organización).
La transformación del contact center y del departamento de servicio al cliente, incluyendo el famoso trío personas/procesos/herramientas, ocupa un lugar prominente en la agenda de muchas organizaciones. Y no solo se trata de transformación digital. Se trata de transformarlo todo, desde los flujos de información hasta (de nuevo) el papel del contact center, pero también del agente del contact center en sí. Otra transformación esencial que está teniendo lugar afecta al papel cambiante (y esencial) del enfoque relativo a la analítica del contact center.
El contact center como recurso estratégico
El tema dominante en las discusiones relativas a la transformación del contact center y el propio futuro de los contact center, gira en torno al hecho de que los contact center deberían verse como un recurso estratégico crucial para las organizaciones.
Recuerda que originariamente los contact center empezaron como “un medio para reducir costes y consolidar aspectos de la operación”, como nos recuerda Nicola Millard, Futurólogo de Experiencia de Cliente en BT Glogal Services (además de socio).
Nicola es una de las personas que destacan el papel del contact center como recurso estratégico.
Dentro de ese tema dominante, y dado el origen y visión tradicional del contact center como un coste, el replanteamiento del papel del contact center lo aborda desde una perspectiva de gestión de la relación con el cliente o de su experiencia, dependiendo de con quién hables. Sin embargo, la idea central está clara: pasamos de una narrativa acerca de la eficiencia de las operaciones del contact center en sí, a una narrativa acerca de la eficiencia del contact center desde el punto de vista del servicio o experiencia de cliente.
Lo cierto es que no son nuevos ni los desafíos ni las discusiones presentes en todos los niveles posibles (multicanal y omnicanal, integración, replanteamiento del papel del contact center, el abandono de la perspectiva del contact center como coste, etc.).
Sin embargo, durante la última década, en realidad, se han producido relativamente pocos cambios, con excepciones. Simplemente pregunta a un agente o manager de contact center que conozcas.
La unión de fuerzas que afectan al contact center
Sin embargo, las cosas están cambiando más rápido que antes. Y la razón es lo que algunos llamarían una “unión de fuerzas” que crea las condiciones para un cambio rápido, además de la transformación digital. Las fuerzas clave son:
El creciente papel de la experiencia de cliente como creador de valor para un negocio e incluso como elemento diferenciador (y, junto con ello, las continuas brechas en la experiencia de cliente).
Las cambiantes expectativas y comportamiento de los clientes (incluyendo también las tecnologías digitales y guiados por las experiencias del cliente con los mejores ejemplos de diferentes industrias).
El advenimiento de tecnologías que permiten e incluso fuerzan el cambio, aumentando la competencia, mercantilización y saturación en muchos mercados.
Los desafíos competitivos de los campeones de la experiencia de cliente (que han implementado algunas de estas tecnologías, mejorado sus procesos y creado un enfoque totalmente diferente).
La posición del contact center dentro de un enfoque holístico de la experiencia de cliente
Según un estudio de la Customer Contact Association (CCA), las divisiones de servicio al cliente y los contact centers no están suficientemente representados en los consejos, de modo que su papel estratégico está claramente infravalorado. El 74% de los encuestados concebían los contact centers como centros de coste.
Según esta organización, los desafíos más importantes a que nos enfrentamos serían incrementar el compromiso de los clientes y mejorar el servicio multicanal. En este sentido, los cinco retos principales en relación con los procesos serían:
Gestionar presupuestos reducidos.
Actuar con visión.
Riesgo y gestión.
Análisis de datos / analítica de contact center.
Visión de tendencias.
Está claro que para situar al contact center en el centro del negocio, queda todavía mucho por hacer. La buena noticia es que, al optimizar los procesos y promover la eficiencia, las metas de proporcionar un mejor servicio al cliente, innovar, actuar con visión y, simplemente, hacer las cosas mejor, se logra también mayor eficiencia de costes. Sin embargo, esto requiere que los directivos que realmente quieran situar al cliente en primer lugar empiecen a prestar más atención al contact center e integren y se alineen con lo que las divisiones orientadas al cliente.
El trabajo del agente comercial es uno de los más complejos que conozco. Hasta no hace muchas décadas, estaba considerado una ocupación de “segunda”, ideal para acoger a muchos nómadas y apátridas profesionales con una base formativa poco profunda o, al menos, ecléctica, que, como los buscadores de oro, intentaban aprovechar la única oportunidad a la que podrían aspirar para ganarse bien la vida. Una buena imagen, bastante labia y un descaro no insolente eran los atributos principales que se escondían detrás del llamado “Don de Gentes”, que servía casi como único criterio de selección en las ofertas laborales.
Sin embargo, desde hace bastantes años, la acción comercial se ha ganado a pulso un puesto de honor entre las profesiones más valoradas y demandadas por soportar el starring role en el desarrollo de las empresas. Los recursos humanos de las organizaciones han tenido que esmerarse en refinar sus condicionamientos en su búsqueda de talento valioso, porque el “Don de Gentes” es ya una “titulación” del todo obsoleta.
Los equipos comerciales vienen preparados de fábrica con el “full equip” curtido en las universidades, con licenciaturas y Másters especializados a sus espaldas.
Sin embargo, las hardskills, si bien son importantes, muestran sólo una dimensión del talento comercial, que requiere del desarrollo de múltiples competencias blandas, tanto o más importantes que las anteriores.
En este sentido, hemos de tener en cuenta que la acción comercial parte de la necesidad de contar con profesionales que conjuguen perfectamente los conocimientos técnicos con habilidades como la resiliencia, la empatía, la asertividad, la capacidad de negociación y relación, la visión de negocio, la colaboración, la comunicación efectiva, la proactividad, la creatividad…y un largo etcétera de habilidades blandas.
Ziglar, vendedor, escritor y orador motivacional estadounidense, dijo que “la venta tiene siempre 5 obstáculos: no hay necesidad, ni dinero, ni deseo, ni prisa, ni confianza”. Es decir, que un profesional de la venta debe contar con que, como si de un videojuego se tratara, cualquier camino que inicie hacia el cierre se verá nutrido de todos estos obstáculos que deberá salvar, lo cual hace a veces épica la victoria.
Sin embargo, al trabajar en el desarrollo de equipos de venta, observamos continuamente que los obstáculos más complejos de superar son aquellos que el propio vendedor se crea. Así, para poder ayudar a los comerciales, es importante entrenarles en el reconocimiento y clasificación de estos obstáculos, lo que les permite un abordaje específico para poder salvar cada uno de ellos, sabiendo optimizar los recursos con que cada vendedor cuenta.
Obstáculos objetivos
Por una parte, podemos encontrarnos con algunos obstáculos objetivos, que son aquellos que forman parte del contexto de la venta, del equipo o de la organización a la que pertenecemos.
Unos objetivos difícilmente alcanzables, bases de datos (n.º de prospectos) minimalistas, falta de recursos de prospección o de presentación, son circunstancias que juegan en nuestra contra y poco o nada podemos hacer para cambiarlas.
Estas dificultades generan un impacto directo en algo tan esencial para el éxito del vendedor como su estado anímico, pasando una cara factura.
Obstáculos psicoemocionales
Estos obstáculos objetivos suelen acarrear falta de motivación extrínseca debido a la dificultad de consecución, no sólo de las metas, sino de las consecuentes bonificaciones.
La presión no disminuye y la extrema dificultad trae consigo otras consecuencias, como el estrés, la ansiedad o la rabia, que impactan directamente en el enfoque de la venta. Estas consecuencias se trasladan inequívocamente a nuestra interacción con el cliente y, por lo tanto, disminuyen nuestra capacidad de cierre exitoso, generando aún mayor frustración, inseguridad personal y baja autoestima, lo que nos hace entrar en un bucle de fracasos.
Obstáculos subjetivos
Por último, tenemos los obstáculos subjetivos, que tienen más que ver con aquello que el vendedor percibe como sus áreas de mejora. Dificultades concretas en los cierres, en la prospección, en la capacidad de convicción, aplicación errónea del proceso de venta… son puntos sobre los que el vendedor puede actuar directamente para mejorar su porcentaje de éxito.
¿Cómo salvamos todos estos obstáculos?
Henry Ford decía que “la mayoría de las personas gastan más energía en hablar de los problemas que en afrontarlos”. Es muy típico que nos quedemos en el primer plano, lamentándonos de que “así es imposible vender”, conseguir las metas, porque todo está en nuestra contra. Y, si bien es cierto que en estos contextos planteados las dificultades existen y son reales, no podemos quedarnos de brazos cruzados.
Por eso, para conseguir salvar o minimizar estos obstáculos seguiremos la fórmula de la Triple A:
Si los obstáculos son difícilmente alcanzables, si están fuera de toda capacidad, dejemos de fijarnos en ellos. ¿De qué sirve invertir nuestro esfuerzo en algo que sería un milagro conseguir? ¡Olvidemos los objetivos! ¿De qué nos sirve estar pensando en que no vamos a bonificar este mes, ni el otro, ni el siguiente? ¡Olvidémonos de las bonificaciones!! Por mucho que te lamentes, nada hará que tu remuneración aumente a día 30 ó 31.
Acepta la situación. Evidentemente, los objetivos van a seguir estando ahí. No se trata de que los dejes de lado. Se trata de que no te obsesiones con algo que no vas a alcanzar y te centres en qué puedes hacer en esa situación.
2. ADAPTACIÓN
Cuando aceptas la situación y dejas a un lado los objetivos inalcanzables te estás sacando de encima la presión y, por ende, tu estado emocional dejará de estar instalado únicamente en la ansiedad, la rabia y la frustración que, por otro lado, son factores paralizantes que te perjudican notablemente y que paralizan tu capacidad de seguir adelante.
¡Adáptate! Está claro que desde un estado emocional negativo tu interacción con el cliente va a ser también negativa y vas a conseguir todavía peores resultados.
¿Qué puedes hacer en esta situación? Céntrate en hacer las cosas bien desde el equilibrio. Cuando la motivación extrínseca no existe, debes buscar motivación en tu interior. ¿Qué te motiva para seguir intentándolo?, ¿la responsabilidad?, ¿la autosatisfacción?, ¿la autoexigencia?, ¿el orgullo?. Piensa en lo que sabes hacer y hazlo lo mejor que puedas.
Es crucial que no te crees una imagen negativa de ti mismo como vendedor. Tenemos tendencia a juzgarnos por los resultados. Que no alcances los objetivos, si éstos son desmesurados, no quiere decir que no sepas vender. Quizás te sientas impotente y negado para la profesión. Aprende a distinguir lo que SIENTES de lo que ERES.
Analiza tus puntos fuertes y explótalos. Céntrate en hacer las cosas bien y recuperar tu autoestima, independientemente de los resultados.
3. ALTERNATIVAS
Aquí nos centramos de lleno en los obstáculos subjetivos. ¿Qué crees que necesitas para mejorar? ¿Necesitas formación de producto?; ¿necesitas conocer más técnicas de cierre?; ¿crees que tus clientes sólo buscan precio? (piensa que, como decía Ziglar, el precio es sólo uno de los obstáculos. No lo conviertas en una justificación. Seguro que hay otras cosas que te pueden ayudar a convencerlo), ¿Necesitas generar más confianza en el cliente?
Parafraseando a Séneca, “considera las contrariedades como un ejercicio”. Analiza tus puntos débiles y trata de poner remedio. ¿Puedes mejorar algún aspecto del proceso de ventas? Busca ayuda. Fíjate en los compañeros que tienen desarrolladas las competencias que necesitas reforzar y aprende de ellos. Todos tenemos margen de mejora.
Nunca, sin embargo, debemos pensar que es posible cerrar todos los negocios. No persigas quimeras, tan sólo intenta aprender, aprender y aprender de los errores e intenta hacerlo mejor en la próxima ocasión.
Cada llamada, cada visita, cada contacto es una oportunidad de venta. No dejes que tus obstáculos psicoemocionales te distraigan y tomen el mando.
Recuerda las palabras del estratega de negocios y autor de libros bestsellers, Dan Waldschmith: “Intentar es ganar en el momento”.
Si quieres tener más información al respecto puedes visitar nuestraweb donde encontrarás cursos a medida, tanto para particulares como para empresas.
La palabra UBUNTU está basada en la teoría africana de la colaboración mutua y el fortalecimiento del trabajo en equipo, donde lo más importante es la lealtad. El protagonista de la fábula viene desde África para enseñarnos como adaptar esta teoría en el trabajo y así mejorar de manera rápida los resultados de una organización.
LA FILOSOFÍA UBUNTU
Es una forma de entender el mundo basada en el apoyo mutuo. El concepto y la palabra que lo nombra proviene del sur de África. De hecho, Desmond Tutu, una de las cabezas visibles de la lucha contra el apartheid, la explica así:
Una persona con ubuntu es abierta y está disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazado cuando otros son capaces y son buenos en algo, porque está seguro de sí mismo ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que se decrece cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos. Junto a él, Nelson Mandela fue el gran responsable de la extensión de esta filosofía por el mundo, que hunde sus raíces en lo más profundo de la cultura africana.
Ubuntu sigue siendo un concepto revolucionario en un mundo en el que se premia el individualismo. Es solidaridad, ayuda, compartir con los demás. Es una actitud de lealtad hacia las otras personas que integran el grupo.
Esta forma de pensar se puede trasladar a nuestra forma de hacer empresa y de emprender proyectos. El «yo soy porque nosotros/as somos» cobra mucho sentido cuando se trabaja en equipo de forma horizontal.
Ubuntu: soy porque somos. También en la empresa.
Quiero contaros una historia que seguramente ya conocéis, pero que en estos momentos viene muy bien recordar, el mensaje es brutal:
“Un antropólogo propuso un juego a unos niños de una tribu africana. El juego consistía en que él dejaba una cesta llena de fruta junto a un árbol, y los niños corrían hacia ella desde un punto determinado, todos a la misma distancia. El primero que llegara a la cesta podía comerse toda la fruta que contenía. Cuando dio la señal de salida, todos los niños se cogieron de la mano y corrieron juntos hacia el árbol. Cuando llegaron a él se sentaron y disfrutaron todos del premio.Cuando el antropólogo les preguntó por qué habían actuado así, cuando uno solo de ellos podría haber tenido todas las frutas para él solo, ellos le respondieron: UBUNTU, ¿Cómo puede uno de nosotros ser feliz cuando todos los demás están tristes?
Ubuntu es un término procedente de las lenguas zulú y xhosa, que viene a decir “yo soy porque nosotros somos”, “si todos ganan, tú ganas”, o “el bien común es el bien propio”.
¿Qué significa SABAWONA?
Sabawona o Cómo la confianza es más importante que los errores
“Cuando alguien de la tribu hace algo incorrecto, toda la gente de la aldea, lo rodea y comienza a decirle todas las cosas buenas que hizo en su vida. Ellos creen que venimos al mundo totalmente puros, buenos, deseando seguridad, amor, paz y felicidad y, a veces, en esa búsqueda, cometemos errores.”
En nuestra cultura, una persona puede ser en general una gran persona, un gran amigo, una gran pareja, un gran compañero, un gran padre, un gran maestro, un gran chico… Puede ser alguien que ayuda, que apoya, que trabaja duro, que practica sus valores, que da lo mejor que tiene, y cuando comete un error… ¿Qué hacemos?
SAWABONA es un saludo africano que significa: «Yo te respeto, o te valoro, eres importante para mí».
SHIKOBA: es la respuesta a este saludo. «Entonces, yo existo para ti»
Un nuevo tsunami nos ha alcanzado, haciendo más necesario que nunca el concepto “Ubuntu”. La crisis del Covid19 pasará a los libros de Historia como el punto de inflexión que cambió el mundo para siempre, a partir del cual se producen cambios estructurales profundos, afectando a nuestra forma de vida de forma radical. En estos momentos debemos centrarnos en cumplir con nuestra misión, que no es otra que ayudar a minimizar todo lo posible el impacto del coronavirus.
Es un buen momento, sin embargo, para dedicar tiempo a la reflexión, a repensar quiénes somos y hacia dónde queremos ir, tanto individual como colectivamente: qué clase de mundo queremos dejarles a nuestros hijos, qué tipo de sociedad queremos y con qué contamos para llevarlo a cabo.
También es el momento de luchar con todas nuestras fuerzas para vencer al miedo, de redefinir estrategias y procesos, de reforzar alianzas y establecer otras nuevas, de establecer nuevos escenarios y pensar de qué herramientas hemos de dotarnos… Y de buscar el bien común, porque solo saldremos adelante como sociedad todos juntos. Tienen que ver mucho con la forma en que entendemos los ERRORES que alguien comete y, cuál es nuestra idea de RECOMPENSA. Ambas pertenecen a sabiduría muy antigua del continente africano. Ambas contienen una filosofía sobre cómo entender la vida desde otra perspectiva basada en el grupo.
¿Existe ese respeto y confianza en tu trabajo, en tu vida? ¿Te gustaría?
El método Kaizen nos permite conjugar deseo y voluntad sin que el peso del esfuerzo sea tan desproporcionado
La relación del método Kaizen. ¿Por qué nos cuesta tanto mantenernos firmes en nuestros objetivos? ¿Cómo podemos lograr nuestras metas sin perder la fe o la motivación por el camino?
La respuesta debemos siempre buscarla en nosotros mismos, en nuestro interior y en la manera en la que nos relacionamos con el deseo, la voluntad y el esfuerzo.
Sin embargo, existen algunos caminos que resultan más sencillos que otros, métodos que nos permiten conjugar deseo y voluntad sin que el peso del esfuerzo sea tan desproporcionado. Uno de ellos es el Método Kaizen.
Tanto si te propones cambiar de trabajo como hacer ejercicio, gastar menos o escribir un libro, hablar bien en público o dejar de fumar, el kaizen te ayudará a no desfallecer en tu enésimo intento, sintiéndote de nuevo fracasad@. Al contrario, potenciarás tu autoestima al darte cuenta de que consigues lo que te propones, casi sin esfuerzo.
¿Qué es el método Kaizen?
Se trata de un método práctico de “mejora continua”(así es como se traduce) que propone alcanzar grandes objetivos a partir de gestos mínimos (Ideal!, ¿no crees?). Resulta eficaz si quieres introducir mejoras en tu vida cotidiana y alcanzar la excelencia física, mental y emocional. Pero también es una metodología utilizada por grandes corporaciones para aumentar la productividad, la creatividad y la innovación.
El gran atractivo del kaizen, además de la sencillez y naturalidad de su práctica, es que propone logros perdurables. Es decir, cambios sostenibles. Por ejemplo, que pierdas cinco kilos de peso…y ya no los recuperes (como suele ocurrir).
¿Cómo surge el kaizen?
El 14 de agosto de 1945, ocho días después de que el avión bombardero B-29 Superfortress (más conocido como Enola Gay) dejara caer a su “chiquillo” sobre el cielo de Hiroshima, el Emperador Hiroito aceptó y firmó la Declaración de Potsdam, hecho que consumó su rendición ante los Aliados.
Al igual que ocurriera con Alemania tras la derrota nazi, los Aliados se repartieron el territorio. Estados Unidos, bajo el mando del General McArthur, tomó el control de las cuatro principales islas niponas. Este hecho despertó el interés de muchos profesionales americanos para trasladarse a Japón con el fin de ofrecer sus servicios de consultoría a una economía y una industria que necesitaban recomponerse, con el fin de desarrollar a sus mandos intermedios en la implementación de unos métodos de trabajo más eficaces que incrementaran la productividad.
Los profesionales americanos introdujeron el programa Training Within Industry, (base del actual sistema Lean) que ya había sido implementado por el gobierno federal para instruir a su mano de obra durante la Segunda Guerra Mundial, con el fin de satisfacer las exigencias de producción que causaba el conflicto bélico.
Así, el Training Within Industry se fusionó con la antigua filosofía china basada en los principios del Tao Te Ching, y en su variante dentro de la tradición japonesa. De la conjugación entre la cultura milenaria y la tendencia racional occidental nació la “Estrategia de Mejora de la Calidad Kaizen”, que llevó a la industria del país nipón a colocarse entre las primeras economías del mundo.
Pero… ¿Cómo funciona el método kaizen?
Uno de los lemas que identifican el kaizen es: “Hoy mejor que ayer, mañana mejor que hoy!”. Y es que las acciones pequeñas son el alma del kaizen. Dar pasos muy pequeños te puede resultar trivial o, incluso, ridículo. Sin embargo, su sencillez y facilidad de ejecución te ayudarán a avanzar día a día, consiguiendo, poco a poco, sortear los obstáculos que antes te vencían.
Pero, además, casi sin darte cuenta, estarás cultivando una metodología de mejora continua que te permitirá establecer y adoptar hábitos positivos que, sin duda, producirán cambios generales en tu estado anímico, mental y físico.
Y es que lo que hacemos habitualmente es plantearnos objetivos retadores, de grandes dimensiones, trazando un plan estratégico lleno de acciones contundentes que requieren de un esfuerzo igualmente contundente para llevarlas a cabo y buscamos la motivación bien en nuestro interior, en nuestro orgullo o en nuestra esperanza, bien en el exterior, buscando algo tan valioso para nosotros que logre mantener firme nuestro compromiso.
Sin embargo, en la mayoría de ocasiones, cuando se presentan las dificultades en la asunción del esfuerzo contundente y oportuno, nuestros objetivos empiezan a dejar de tener el mismo valor que le habíamos otorgado al principio, no son ecológicos para nosotros y perdemos la motivación. Solemos, además, buscar excusas para abandonar el objetivo justificadamente, intentando, sin éxito, engañar a nuestra autoestima.
Por el contrario, las acciones pequeñas son muy fáciles de conseguir, precisamente porque no requieren de un gran esfuerzo. Sin embargo, resultan efectivas porque facilitan que cada día estés más cerca de tu estado deseado y más alejado de tu estado actual, sin posibilidad de volver atrás, si fijas cada aprendizaje. Por ese motivo, el kaizen funciona.
Acciones Kaizen
Más allá de su aplicación a nivel corporativo, dentro de las estructuras del Lean Management, puedes aplicar el kaizen a tu vida y conseguir metas que te resultan imposibles. Vemos un par de ejemplos:
1.Si quieres dejar de fumar:
La primera opción será, por supuesto, el consejo médico. Las sustancias del tabaco son muy eficientes generando dependencia física y mental en nuestro organismo. Por eso nos resulta tan difícil abandonar este hábito y se explica que haya personas que consigan dejar de fumar durante tres o cuatro meses, incluso años, pero un día vuelvan al hábito con el mismo ímpetu que anteriormente.
En ocasiones, es mejor no pretender sobrepasar el muro de un salto, sino realizar pequeños pasos que nos ayuden a estar cada día más cerca de nuestro objetivo.
En ese sentido, desde la perspectiva kaizen se propondría a un fumador de 20 cigarrillos al día que siguiera fumando esos 20 cigarrillos, con la salvedad de que cinco de ellos estén cortados por la mitad. Si dicho fumador realiza esta acción tan sencilla, que no requiere esfuerzo, durante una semana, en realidad habrá conseguido disminuir el consumo en 17.5 cigarrillos, es decir, casi una cajetilla menos que la semana anterior. Si la semana que viene es capaz de seccionar 10 cigarrillos en lugar de 5, habrá conseguido dejar de inhalar el humo de 35 cigarros, lo que corresponde a casi dos días sin consumo. Cada vez que cortamos cigarrillos, estamos disminuyendo el consumo, pero no abandonando el hábito. Ese será un paso posterior. Sin embargo, disminuir progresivamente el consumo nos permite establecer un sistema de mejora continua que nos ayudará en todo el proceso.
2.Conseguir hacer ejercicio:
Katherine, una ejecutiva de banca, se dio cuenta de que, en dos años, había ganado casi 7 kgs. de peso. Casi todas las personas somos conscientes de que mantener cierto nivel de forma física es un tema de salud. Cuando ya no es posible disimular ese michelín “que antes no estaba” o nos duele la espalda más de lo normal, salta la alarma y nos hacemos la maldita promesa: corremos a apuntamos a un buen gimnasio, nos compramos ropa deportiva y nos descargamos dietas rápidas de cualquier página en internet. Pero tanto las dietas como las tablas de ejercicios son difíciles de seguir y de mantener por el rigor y el esfuerzo que requieren. Excusas como la falta de tiempo disfrazan nuestra falta de voluntad o motivación y nos damos cuenta de que estamos pagando la cuota mensual sin apenas pisar la lona. Ese era el caso de Katherine, quien al llegar a casa, sentía que no le quedaban más fuerzas que las justas para tumbarse en el sofá y ver un poco la tele. Desde la perspectiva kaizen, resultaría sencillo proponer a Katherine lo siguiente:
a) Hazte con una simple mancuerna de 2 kilos (o de 1).
b) Siéntate en el sofá y mira la tele.
c) Cada vez que se interrumpa la emisión con un anuncio, coge la mancuerna y simplemente haz elevaciones cambiando de brazo, hasta que se reanude la emisión.
d) Pasa luego a hacer lo mismo, pero de pie.
e) Cuando estés preparada para moverte, sal a la calle y da una vuelta a la manzana.
f) Luego 2
g) Cuando ya estés habituada a moverte, deberías buscar una actividad (nadar, caminar, ir en bici) en la que te gustase involucrarte y colgar una foto de esa actividad encima del televisor, o en la puerta de la nevera, o en la esquina de un espejo.
El kaizen requiere simplemente de fe. Realizando pasos pequeños orientas tu brújula mental hacia una nueva dirección, permitiendo que tu mente haga el resto. El kaizen no promueve la revolución. Sólo pretende el cambio a través de la calma y el proceso continuo, siempre enfocado en la mejora. Si cada día realizas una acción de mejora, ¿qué duda cabe de que mañana serás mejor que hoy? El kaizen es el agua que pule la piedra del río sin apenas ser percibido.
Como explica Robert Maurer, “Si realmente quieres pasar a la acción, considera lo diferente que podría ser el mundo si más de entre nosotros gestionáramos nuestras vidas sociales, profesionales y personales con la creencia firme de que los pasos pequeños importan. El kaizen ofrece la posibilidad de que, a través de pequeños actos de bondad, e incluso de pequeños momentos de compasión e interés, podemos cambiarnos a nosotros mismos y, eventualmente, a la humanidad”.
Sociedad con tecnoestrés. ¿Sabías que cada segundo se envían en todo el mundo casi 10.000 tweets? ¿Y que, en el mismo tiempo, la población mundial envía y recibe más de 3.000.000 de e-mails (de los cuales, un 70% son “spam”)? ¿Sabías que, globalmente, existen más de 1,5 billones de websites, de las cuales menos de 200 millones están activas?
Viajando en transporte público o simplemente transitando por las calles de cualquier ciudad, nos resulta corriente observar un paisaje de cabezas inclinadas accediendo a su “Narnia” particular, a través de la mágica puerta de su samartphone. Algunas fuentes aseguran que pasamos entre 10 y 40 horas a la semana conectados a algún tipo de tecnología. Es decir, dedicamos más tiempo a internet que a hacer deporte… o simplemente a charlar.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, un 96% de las familias cuentan con al menos un teléfono móvil, que es el dispositivo habitual de acceso a internet del 77% de los internautas. Sin duda, el smartphone se ha convertido, para muchos, más que en un medio indispensable, casi en un nuevo apéndice de su anatomía, representando un foco de adicción que genera nuevos tipos de trastornos de la salud.
Muchas de estas consecuencias negativas se engloban dentro del considerado tecnoestrés, un concepto atribuido al psiquiatra estadounidense Craig Brod en 1984, del que trata en su libro«Technostress: The Human Cost of the Computer Revolution». Craig define el tecnoestrés como “una enfermedad de adaptación causada por la falta de habilidad para tratar con las nuevas tecnologías de manera saludable». Es decir, no solo trata de las consecuencias del abuso de las TIC, sino del estrés que provoca no estar a la altura a nivel de usabilidad.
Así, el tecnoestrés puede aparecer tanto en el entorno personal, como en el entorno laboral y manifestarse en tres variantes:
1. La tecnoansiedad, causada por la tensión producida por una alta activación psicofisiológica no placentera, que fomenta el escepticismo respecto al uso de las TIC y respecto a nuestra capacidad y competencia digital.
2. La tecnofatiga, más centrada en el agotamiento psicofísico por el sobreuso de las tecnologías. La sobreinformación o sobrecarga informativa perjudica nuestro proceso cognitivo, generándonos confusión, ansiedad, intranquilidad y agotamiento. Es decir, nos colapsa el cerebro y perdemos la capacidad de análisis. La neurociencia nos ha demostrado sobradamente que el cerebro no está preparado para ofrecer una respuesta efectiva cuando procesa diferentes tareas. Las distintas posiciones de memoria del cerebro tienen que concentrarse, trabajar de un modo secuencial (primero una cosa, luego otra) para poder alcanzar un rendimiento óptimo.
3. La tecnoadicción hace referencia directa a la compulsión irrefrenable al uso de las TIC, siempre y a todas horas o durante períodos demasiado extendidos en el tiempo. Un tecnoadicto hace de la tecnología el eje estructural de su vida. Es decir, como en cualquier adicción, pasa a depender de su uso para realizar casi cualquier acción, aunque sea incluso más fácil realizarla sin intervención tecnológica. Así, un tecnoadicto dirige sus relaciones y comunicaciones sólo o mayoritariamente a través de canales digitales, realiza compras online, incluso de las cosas más simples, dispone de múltiples aparatos electrónicos y deriva las acciones cotidianas a través de la tecnología, llegando a convertirse en completos dependientes, incapaces de funcionar si falla internet.
Como en todo, podemos determinar diferentes grados, pero algunos de los hábitos que detallamos a continuación deberían hacerte revisar tu nivel de dependencia:
El pijama digital
Si eres de los que no te vas a dormir sin haber revisado tu correo, whatsapp y redes sociales, es posible que no te estés relacionando de manera completamente sana con la tecnología.
Me estreso si no sé cómo funciona
Los avances tecnológicos son vertiginosos y abrazan la obsolescencia de un modo exageradamente rápido. No poder seguir su ritmo no significa que no seamos competentes, tan solo significa que no centramos todo nuestro interés únicamente en la tecnología, dando espacio a otros aprendizajes y experiencias. No eres un marciano si no sabes qué es o como funciona un “Chatbot”.
Los tiempos muertos
Si te sorprendes llenando tus “tiempos muertos” únicamente a través de consultas sin rumbo en Google o en cualquier red social, en busca de nada en concreto, simplemente “a ver qué hay”, debes saber que te estás perdiendo la vida. No estás usando la tecnología, sino dejando que la tecnología te utilice. Levanta la cabeza, mira a tu alrededor y convive con el mundo real.
Conexión en tiempo de desconexión
Si descubres que no eres capaz de disfrutar de algo que te despierte interés sin que haya un dispositivo electrónico de por medio, puedes tener un problema. Si eres de los que va a cenar acompañado y planta el Smartphone sobre el mantel; si en tu tiempo libre no eres capaz de dar un paseo, hacer deporte, ir a la playa, mantener una conversación, escuchar música o cualquier otra actividad placentera, sin usar tu dispositivo móvil, tienes algún grado de dependencia tecnológica.
Depender en exceso de las apps deportivas es un peligro, puesto que están diseñadas para medir nuestro rendimiento y facilitan totalmente su publicación en redes, representan un peligro de anclaje en la que nuestra autoestima pasa a depender de nuestros resultados y del impacto positivo que generen en la opinión de los demás.
Necesidad de respuesta inmediata
Envías un whatsapp o un correo y piensas que 2 minutos sin recibir respuesta es un tiempo excesivo. No comprendes por qué no te responden y desencadenas pensamientos automáticos que te generan intranquilidad, desasosiego, incluso angustia. Eso sucede porque no contemplas la posibilidad de que el receptor de tu mensaje no viva enganchado a su teléfono, como vives tú. Quizás trate de respetar su tiempo libre o de atender conscientemente a una reunión o, simplemente, no vive pendiente de la tecnología y se relaciona con ella de un modo más sano, sin dejar que esta dicte su disponibilidad de tiempo.
En cualquier caso, si te reconoces en alguno de estos hábitos, déjame que utilice la frase que el Comandante del Apolo XIII, Jim Lovell, transmitió a su base durante la fallida misión a la luna, para describir tu situación: “Houston, tenemos un problema”.
Cuando no puedo estar sin ti: Nomofobia
Aunque no está considerada oficialmente una patología, de especial interés para los psicólogos es el fenómeno denomidado nomofobia, una nueva adicción cuyo nombre deriva del inglés (No-Mobile Phone Phobia) y que hace referencia al estrés incontrolable causado por la imposibilidad de disponer del teléfono móvil en cualquier momento y lugar, bien sea por olvido, por falta de cobertura, por falta de saldo, por robo, por pérdida, por no disponer de batería, etc…
Según estudios recientes, el 58% de los hombres y el 48% de las mujeres sufren pánico al plantearse la indisponibilidad momentánea de su Smartphone, y un 9% sienten estrés sólo de pensar que deben mantenerlo apagado.
Síntomas de la nomofobia
La dependencia que genera la nomofobia conduce al aislamiento social, ya que toda la vida es gestionada a través de internet. Es decir, reconducimos el mundo externo a través de nuestro mundo interno, relacionándonos sólo a través de pantallas. Colgamos nuestra vida en la red e interactuamos con los demás única o mayoritariamente desde allí, rebajando la calidad de la relación humana, que en lo virtual adopta otras reglas muy diferentes. Sin darnos cuenta, ponemos nuestra vida en manos de los demás y dejamos que sea la comunidad virtual la que gestione nuestra vida a través de sus opiniones, sus likes o dislikes, el número de tweets o las veces que se comparten nuestras publicaciones, cediendo nuestra aportación de valor al reporte que recibimos. Así, pensamos que valemos aquello que los demás dicen que valemos.
Dicho de otro modo, dejamos nuestra identidad en manos de los algoritmos y de las estrategias de desarrollo de un sistema de comunicación global, que decide de un modo velado por nosotros. Perdemos totalmente el control. Y eso es un peligro monumental para nuestra autoestima, sobre todo si somos jóvenes o adolescentes.
Cuando el intercambio social no fluye del modo en que esperamos, surge en nosotros la ansiedad, el nerviosismo, las obsesiones, que somatizamos en jaquecas, dolores intestinales o taquicardias, síntomas muy propios de una adicción.
Precisamente, ese miedo a dejar de existir cuando desconectamos del mundo virtual, a subrogar nuestra existencia al uso constante y desmedido del móvil, es un trastorno con nombre y apellidos: FOMO (del inglés, fear missing out, o miedo a estar desconectado)
¿Eres nomofóbico?
· Chequeo constante de la recepción de mensajes en cualquier aplicación.
· Pérdida de horas y calidad del sueño por uso de redes sociales.
· Imposible desplazarse a un sitio sin o con mala cobertura.
· El Smartphone no se apaga jamás.
· Necesidad de mantener la batería cargada al máximo posible todo el tiempo.
¿Te suena?
La realidad es que la estructura de los actuales mecanismos de relación giran demasiado en torno a la necesidad de conexión. Es decir, se nos hace difícil no estar conectados. Es cierto que los medios telemáticos y digitales han supuesto una gran herramienta de globalización e incluso de democratización, acercando personas e intereses de un modo inmediato, generando sinergias que de otra manera serían imposibles o inviables.
Sin embargo, es importante que seamos capaces de diferenciar entre el mundo real y el virtual, entendiendo, adoptando y respetando las reglas que rigen en cada uno de ellos, sabiendo aprovechar las ventajas y salvar los peligros que cada uno de ellos representa.
La clave para el equilibrio se encuentra en generar hábitos de desconexión eficaces que nos permitan unir los dos mundos, dándole a cada uno el espacio justo que necesita, para poder relacionarnos de una manera saludable con la tecnología.
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